¡DUC IN ALTUM! / "Siguiendo tu palabra echaré las redes" (Lc 5, 4-6)

CURSO 2004-2005

Thursday, March 03, 2005

AHORA ES EL MOMENTO DE VOLVER A EMPEZAR Y SER TAN CLAROS COMO LOS NIÑOS


Posted by Hello

No sabría decir exactamente el por qué, pero me hacía gracia aquel anuncio emitido por televisión a lo largo del último verano, a fin de que tomáramos conciencia de la necesidad de no ensuciar las playas. Se trataba de lo siguiente: un chico y una chica estaban tumbados en la playa tomando el sol. Entonces él enterraba una colilla de cigarrillo en la arena y ella reaccionaba muy contrariada: "-Pero, ¿qué haces?". Cuándo él, displicente, respondía: "- ¡Bah, la arena se lo traga todo!", se abría la arena bajo él y se lo engullía repentinamente...Con una demostración al estilo de reducción al absurdo, el anuncio nos hacía ver cuán inadmisible es la excusa que ponemos a veces para ser perezosos, sucios y incívicos. (¿Cómo se lo va a tragar todo la arena?)

No abordaré ahora el tema de cómo ensuciamos injustificadamente los lugares públicos porqué es evidente para todos. Esta dejadez me parece, más bien síntoma de otro mal más profundo. Muchas veces vivimos como si hubiera un especie de "agujero negro" moral a nuestro lado que se tragara todos nuestros actos y pensamientos, buenos y malos.

Decimos: "- ¿De qué sirve que yo sea honrado, paciente, fiel, caritativo...?" y también: "- Hago esto y lo otro malo pero... ¿quién lo ha de saber?, como me escondo ¡nadie lo ve!"

Un momento (y más de uno)de desaliento lo tenemos todos, se trata entonces de recuperar fuerzas, no de rendirse del todo; pero cuando la nuestra es una actitud sostenida de autoengaño, creo que nos beneficiaría mucho poner remedio.

Muchas personas ven lo que hacemos. En primer lugar, Dios lo ve todo; Él está pendiente de todas nuestras cosas igual que una madre observa amorosa cada gesto de su niño pequeño. Le gusta que hagamos cosas buenas y le entristece y ofende que las hagamos malas. Lo ven también todos los Ángeles y los Santos, en particular, nuestro Ángel de la Guarda. Tengamos por cierto que el bien o el mal que hagamos influirá en todos nuestros hermanos, directa o indirectamente, puesto que todos formamos parte del mismo Cuerpo.

Finalmente, lo vemos nosotros, que no es poco. Porque nuestra conciencia (iluminada por Dios) nos ayuda a ser felices, descubriéndonos la verdad sobre nosotros mismos. No es posible ser feliz fuera de la Verdad. Si le hacemos caso, cada vez viviremos una vida más limpia, más recta y más llena de Amor, cerca de Dios y de los hermanos. Si no, intentaremos acallar esta voz interior y cada vez nos será más difícil. Tendremos que vivir siempre huyendo de nosotros mismos y de cualquier amistad verdadera. Estaremos siempre desasosegados y la angustia crecerá... ¡Vaya ganas de vivir así! ¡La solución la tenemos tan cerca!

Pidamos perdón del mal que hemos hecho, primero a Dios, y si hace falta, a los demás, y volvamos a empezar! Dios saldrá corriendo con los brazos abiertos, y nos perdonará y olvidará todo el mal que hayamos podido hacer, por grave que sea, una vez nos confesemos y el sacerdote nos absuelva.

¡Son tan bonitas las reconciliaciones!: poder volver a empezar. Pero tras el perdón es mejor, el Amor es nuevo, mucho más alegre y tierno.

Quizás estás anhelando hacerlo pero te falta valor o diligencia, un empujoncito...

Necesitas a María. Ella te acompañará, te consolará y te obtendrá las fuerzas. ¡Tú pídele, que Ella no te fallará nunca!

Confiésate mejor hoy que mañana, y serás mucho más feliz, que al fin y al cabo es el que todos anhelamos.






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